El sábado 25 de junio de 1825 amaneció
como un día típicamente invernal, con 
las inclemencias del tiempo reflejadas
en las precarias calles de El Carmelo. 
El número de habitantes de este pequeño 
pueblo ascendía a 350 personas
aproximadamente, tomando como referencia
el censo del año 1822. Toda la población se  
hallaba atemorizada por la presencia de 150                   
hombres pertenecientes a la flota del imperio                   
del Brasil, que no escatimaban procedimientos                   
para llevar a cabo el propósito de proveerse                   
de toda la mercadería que les fuera posible saquear,                  
para ser llevada a la Plaza de la Colonia, sitiada                   
en ese momento por las fuerzas patriotas.                   
Para cumplir esos propósitos, los invasores                  
detuvieron a los vecinos que trataron de resistirse,                   
como así también al Alcalde Territorial, Don                   
José Antonio Medina, cometiendo todo tipo de                   
atropellos contra la población. En esta comarca                   
actuaba la 4ta. Compañía, comandada por el                   
capitán Juan Arenas que tan brillante desempeño                   
tendría en la batalla de Ituzaingó.                    
La Guarnición del Puerto de Las Vacas (El Carmelo)                   
era comandada por Don Tomás Gómez que                   
dependía directamente de la 4ta. Compañía y cuya                   
misión específica era mantener el control de                   
esta zona, que sin dudas era un objetivo de los                   
brasileños obligados a permanecer tras las murallas                   
de La Colonia. Al tener noticias sobre la toma del                   
pueblo por el enemigo y de la situación que se                   
vivía, el comandante Gómez, que en ese momento                   
se hallaba en el pueblo de Las Víboras, se                  
dispuso a darles batalla, volando a galope de                   
caballo hacia dicho lugar.                    
Para llevar a cabo esta misión solo disponía de                   
los veinticinco hombres de esta guarnición.                   
Se carece de la lista de soldados que integraban                  
esta empresa, lo que sí se conoce es la nómina                   
del total de hombres que componía la guarnición                   
el cinco agosto de ese mismo año, firmada por                   
Tomás Gómez. Es fácil suponer que muchos de                   
ellos tomaron parte en el combate.                    
Ellos son: Comandante Tomás Gómez; Alf. Alejandro                   
Yllescas; Sargentos: Manuel Vega; Serafín Valdéz;                  
Isidoro Rodríguez; Cabos: Tiburcio Rodríguez;                   
Mariano Aranda; Sacarías Benito; Soldados:                   
Eustaquio Romero; Venancio Casco; Blas Rojas;                  
Mariano Morales; Teodoro Martínez; Agustín Fino;                   
José Maldonado; Rafael Idiarte; Manuel Rivero;                   
Polinario Melendez; Gerónimo Alza; Eustaquio Ponce;                  
Ignacio Goró; Lindor Pereira; Marcelino Leguizamón;                   
Florentino Morales; Vicente Reynoso; Bernardo                   
Pais; Polinario Lara; Santiago Gómez; Lázaro Lemos;                  
Mariano López; Domingo Murnimigo; Sinforiano                   
Nieto; Juan Senón; Pedro Pablo Farías; Lorenzo                   
Fernandez; Antonio Ferreira; José Ambrosio Viau;                  
Julian Selles; Eugenio Berte; Francisco Callero; Juan                   
Callero; José M. Bermudez; Jorge Ramos; José M.                   
Hernandez; José Mariano González; Antonio Torales;                   
Juan José Carreras.                    
El enemigo se encontraba sobre la costa del arroyo                   
en el Puerto de Las Vacas, por lo que el pequeño                   
ejército de Gómez debió atravesar todo el pueblo.                   
Si se tiene en cuenta la distribución de dos vecinos                  
por cuadra, con la obligación de limitar sus terrenos,                   
el grupo de soldados ha debido sortear una serie                   
de obstáculos para llegar al puerto a las diez de                   
la mañana. Luego de arengar a sus hombres recordando                   
el deber sagrado con que se halla ligado todo americano…,                   
Tomás Gómez dio la orden de combatir, ante un enemigo                   
seis veces mayor. Los orientales con su arrojo                   
característico los derrotaron por completo.                   
El comandante indicó que no hubo la más leve desgracia….                   
Quedaron muchos hombres de las filas brasileñas                  
en el campo de batalla (siete muertos y varios heridos)                  
y otros trataron de escapar hacia el río a través del                   
arroyo, verdadero testigo de esta hazaña.                    
Extraído del libro *El Combate de Las Vacas.*                   
Juan Francisco Bacigalupe, Omar Araújo, Eraldo Bouvier.                   
3ª Edición. Archivo y Museo del Carmen. Carmelo, 2006. 
El sábado 25 de junio de 1825 amaneció como un día típicamente invernal, con las inclemencias del tiempo reflejadas en las precarias calles de El Carmelo.
El número de habitantes de este pequeño pueblo ascendía a 350 personas aproximadamente, tomando como referencia el censo del año 1822.
Toda la población se hallaba atemorizada por la presencia de 150 hombres pertenecientes a la flota del imperio del Brasil, que no escatimaban procedimientos
para llevar a cabo el propósito de proveerse de toda la mercadería que les fuera posible saquear, para ser llevada a la Plaza de la Colonia, sitiada en ese
momento por las fuerzas patriotas.
Para cumplir esos propósitos, los invasores detuvieron a los vecinos que trataron de resistirse, como así también al Alcalde Territorial,
Don José Antonio Medina, cometiendo todo tipo de atropellos contra la población. En esta comarca actuaba la 4ta. Compañía, comandada por el capitán Juan
Arenas que tan brillante desempeño tendría en la batalla de Ituzaingó.
La Guarnición del Puerto de Las Vacas (El Carmelo) era comandada por Don Tomás Gómez que dependía directamente de la 4ta. Compañía y cuya misión
específica era mantener el control de esta zona, que sin dudas era un objetivo de los brasileños obligados a permanecer tras las murallas de La Colonia.
Al tener noticias sobre la toma del pueblo por el enemigo y de la situación que se vivía, el comandante Gómez, que en ese momento se hallaba en el pueblo
de Las Víboras, se dispuso a darles batalla, volando a galope de caballo hacia dicho lugar.
Para llevar a cabo esta misión solo disponía de los veinticinco hombres de esta guarnición. Se carece de la lista de soldados que integraban esta empresa, lo
que sí se conoce es la nómina del total de hombres que componía la guarnición el cinco agosto de ese mismo año, firmada por Tomás Gómez.
Es fácil suponer que muchos de ellos tomaron parte en el combate.
Ellos son: Comandante Tomás Gómez; Alf. Alejandro Yllescas; Sargentos: Manuel Vega; Serafín Valdéz; Isidoro Rodríguez; Cabos: Tiburcio Rodríguez;
Mariano Aranda; Sacarías Benito; Soldados: Eustaquio Romero; Venancio Casco; Blas Rojas; Mariano Morales; Teodoro Martínez; Agustín Fino; José Maldonado;
Rafael Idiarte; Manuel Rivero; Polinario Melendez; Gerónimo Alza; Eustaquio Ponce; Ignacio Goró; Lindor Pereira; Marcelino Leguizamón; Florentino Morales;
Vicente Reynoso; Bernardo Pais; Polinario Lara; Santiago Gómez; Lázaro Lemos; Mariano López; Domingo Murnimigo; Sinforiano Nieto; Juan Senón: Pedro
Pablo Farías; Lorenzo Fernandez; Antonio Ferreira; José Ambrosio Viau; Julian Selles; Eugenio Berte; Francisco Callero;Juan Callero; José M. Bermudez; Jorge
Ramos; José M. Hernandez; José Mariano González; Antonio Torales; Juan José Carreras.
El enemigo se encontraba sobre la costa del arroyo en el Puerto de Las Vacas, por lo que el pequeño ejército de Gómez debió atravesar todo el pueblo.
Si se tiene en cuenta la distribución de dos vecinos por cuadra, con la obligación de limitar sus terrenos, el grupo de soldados ha debido sortear una
serie de obstáculos para llegar al puerto a las diez de la mañana. Luego de arengar a sus hombres recordando el deber sagrado con que se halla ligado todo
americano…, Tomás Gómez dio la orden de combatir, ante un enemigo seis veces mayor. Los orientales con su arrojo característico los derrotaron por completo.
El comandante indicó que no hubo la más leve desgracia…. Quedaron muchos hombres de las filas brasileñas en el campo de batalla. (siete muertos y varios
heridos) y otros trataron de escapar hacia el río a través del arroyo, verdadero testigo de esta hazaña.
Extraído del libro El Combate de Las Vacas. Juan Francisco Bacigalupe, Omar Araújo, Eraldo Bouvier. 3ª. Edición. Archivo y Museo del Carmen. Carmelo, 2006.


Experiencia única, donde la
historia se presenta de manera
accesible, participativa y estimulante

